Balance entre la inteligencia artificial y la inteligencia emocional en las empresas

En las últimas décadas han surgido un gran número de innovaciones tecnológicas que han permitido a las empresas desarrollarse en el mercado, agilizando los procesos de gestión y producción, entre otros muchos aspectos.

Cada vez es más frecuente la aparición de nuevas herramientas digitales que transforman el entorno empresarial y la manera en cómo las empresas llevan a cabo su actividad corporativa; elaboración de sus productos o servicios, distribución de sus mercancías e incluso la forma y el canal con que interaccionan con sus trabajadores y clientes.

Todas estas novedades representan ser positivas por las empresas y por sus trabajadores, porque se los facilita las tareas del día a día y los permite crecer y desarrollarse de una forma óptima en el mercado. Eso sí, hay que tener en cuenta que, si tu competencia adopta medidas e implementa cambios tecnológicos que la hace ser más competitiva, tú, como empresa, estás obligado a hacerlo o a quedarte atrás, y quien sabe si desaparecer.

La revolución tecnológica en la que estamos inmersos nos hace estar más conectados en un mundo virtual, muchas veces despersonalizado, que, por un lado, nos permite acceder a las múltiples novedades tecnológicas y, por otro lado, nos obliga a aprenderlas y aplicarlas a nuestro puesto de trabajo, muchas veces sin tiempos para asimilarlas.

Estos procesos de aprendizaje nos hacen ser más competitivos y nos permiten llegar a un mayor número de tareas para incrementar el número de resultados y/o beneficios, dejando a un lado el trato personal con el resto de los compañeros y compañeras y deshumanizando los lugares de trabajo.

Si bien es verdad que las nuevas tecnologías nos permiten estar conectados los unos con los otros en espacios físicos alejados, también nos dificulta el trato directo y emocional con las otras personas, creando relaciones más distantes y menos sólidas. Además, el hecho de estar constantemente conectados origina angustias y estrés, disminuyendo a su vez la calidad de vida de las personas trabajadoras.

Balanç entre la intel·ligència artificial i la intel·ligència emocional a les empreses

Situaciones no tan poco habituales

La implementación de estas nuevas tecnologías, muchas veces sin entender sus consecuencias, nos convierte en seres distantes que prefieren hacer una videollamada, antes de sentarse a hablar con los compañeros que se encuentran en unos pocos metros.

A veces, pensamos que, usando únicamente las herramientas virtuales, solucionaremos más rápidamente las incidencias o cuestiones, que no en persona. Partiendo de esa base, ¿Quién no ha solucionado alguna vez una incidencia frente a frente en 5 minutos, cuando hacía días o semanas que no había podido conseguirlo a través del correo electrónico?

¿Dónde quedan las reuniones tomando un café, que permitían conocer los compañeros y clientes de una manera más personal por saber cómo tratarlos y agilizar los procesos de resolución de dudas y la difusión de ideas?

La inteligencia artificial y las nuevas herramientas tecnológicas son útiles y eficientes, pero no se puede dejar a un lado el trato personal y emocional con las personas que nos rodean, puesto que son una parte vital en nuestro desarrollo profesional y personal. Trabajar la inteligencia emocional en las empresas, comportará un buen clima laboral para los trabajadores y trabajadoras.

¿Crees que es necesario encontrar un equilibrio entre la inteligencia artificial y la inteligencia emocional?
¿Qué iniciativas crees que serían adecuadas para desarrollar la inteligencia emocional en las empresas?